
Esta mañana necesité los audífonos, y los descubrí en pleno acto. Traté de separarlos, pero el cable USB se aferraba, terco, a su amada. Si los hubiera necesitado menos, juro que los hubiera dejado juntos. Pero ese no era el caso, y aunque luego lamenté ser la verduga, rompí su unión incandecente.
Los audífonos trataron de escaparse de mis manos, tratando de regresar a su refugio, desesperados; pero los agarré con firmeza. Al caminar fuera de la habitación, alcancé a ver unas chispas tristes y tenues alumbrarse desde mi cartera.
"Vamos... sólo necesitas 5 minutos", respondió.
Lo miré con ojos grandes y cansados, pero esa sonrisa aventurera logró convencerme. Lo seguí sin hacer ninguna pregunta: de cualquier manera no me las respondería y así evitaba pensar las cosas demasiado.
Silenciosamente, nos escurrimos por las escaleras, tratando de hacer el menor ruido posible. El piso de la madrugada había tomado una frialdad mu y atípica para un lugar como éste, pero eso hizo más fácil nuestro recorrido descalzos. Como si se tratara de una película de espías, lo veía girar la cabeza de un lado a otro, esperando emocionado algún contratiempo. Por nuestro propio bien, no encontramos ninguno, y tomamos el caminito rocoso sin dificultad.
Al llegar a la gravilla, el dolor en la planta de mis pies me obligó a preguntar.
"¿A dónde es que me llevas? Sabes que es tarde, para qué me vas a traer tan lejos..." dije; las quejas escalando fuera de mi garganta.
"Me sorprende, mucho tardaste para opinar... Cállate y ven, que sé que te va a gustar" se limitó a responder.
Un poco ofendida, me sentí tentada a responder, pero preferí seguirlo en estado de mutismo.
Unos minutos después de la marcha silenciosa, llegamos a un edificio rústico, típico de Las Piedras. "Ahora tendremos que subir aquí", dijo sencillamente, sus ojos perdidos hacia su objetivo en las alturas. Lo miré incrédula, preguntánd ome si era una broma. Al verlo trepándose en la pared llena de malezas, confirmé que no lo era. Escéptica, comencé a tratar de imitar sus movimientos dignos de SpiderMan, rezando por no caerme. Casi a la mitad del recuento mental de lo que sería mi testamento, me dí cuenta que había llegado a la cima.
"¿Ves? Pudiste", me dijo mientras me tendía la mano.
Una mirada amenazadora bastó para hacerle saber cuánto me costó lo que a él le salía de manera instintiva.
Estábamos en el techo de las oficinas, el Acrópolis de Las Piedras. Desde allí, el firmamento parecía poder tocarse, con tan sólo extender el brazo un poco más. Las estrellas se aprovecharon de la oscuridad de la noche, y brillaban coquetas, sólo para nuestros ojos. Esa noche ellas nos pertenecían, a él y a mí, y a nadie más.
Era increíble cómo podía encontrar estos lugares secretos en un sitio tan público, que ya había sido explorado por miles más. Me sentí afortunada, como si fuera la primera persona en estar allí. Sin miedo, me tendí en el techo de concreto, y los escalofríos de la temperatura recorrieron toda mi espalda.
Pero no importaba. Por esas estrellas, creo que cual quier cosa habría valido la pena. Es como esos momentos cuando le ordenas a tu cerebro tomar una fotografía mental, y mientras cierras los ojos a modo de lente, esa imagen pasa directamente a tu corazón. Sabía que esa imagen me acompañaría en más de una ocasión.
"Tómalos como un regalo. Estos 5 minutos serán eternos, te lo aseguro".
Sonreí, conciente de que estos 5 minutos (que nunca fueron 5 minutos) no terminarían nunca. Y no es como que quise que terminaran.
Welcome to this blog, a space where Gloria will post short films, short stories in both English and Spanish, sketches, and whatever else catches her eye: all while talking about herself in the third person (or not).
Hola amigos de Gloria.
Bienvenidos a Gloria's NYC, espacio donde Gloria, ademas de hablar en tercera persona de sí misma, pondrá ocasionales escritos y dibujos (sí, leyó bien) de su pertenencia.
Si no lo sabe, a modo de introducción debe saber que Gloria ha escrito historias desde antes de saber hablar, su cabeza siempre maquinando un nuevo cuento que contar a sus amigos imaginarios. Y acerca de los dibujos, una sucesión interminable de Piedras ubicadas en el Este de nuestro bello país estigmatizó a la protagonista de este Bló de una manera terriblemente hermosa y profunda.
Pues disfrute este modesto Bló, y no se lo tome muy en serio; le prometo que yo haré lo mismo.