5 Minutos

Posted 12:24 PM by Unknown in Etiquetas:

"¡Estoy harta! ¡La muñeca ya no se me mueve!" le dije, adolorida.
"Vamos... sólo necesitas 5 minutos", respondió.
Lo miré con ojos grandes y cansados, pero esa sonrisa aventurera logró convencerme. Lo seguí sin hacer ninguna pregunta: de cualquier manera no me las respondería y así evitaba pensar las cosas demasiado.

Silenciosamente, nos escurrimos por las escaleras, tratando de hacer el menor ruido posible. El piso de la madrugada había tomado una frialdad mu y atípica para un lugar como éste, pero eso hizo más fácil nuestro recorrido descalzos. Como si se tratara de una película de espías, lo veía girar la cabeza de un lado a otro, esperando emocionado algún contratiempo. Por nuestro propio bien, no encontramos ninguno, y tomamos el caminito rocoso sin dificultad.

Al llegar a la gravilla, el dolor en la planta de mis pies me obligó a preguntar.
"¿A dónde es que me llevas? Sabes que es tarde, para qué me vas a traer tan lejos..." dije; las quejas escalando fuera de mi garganta.
"Me sorprende, mucho tardaste para opinar... Cállate y ven, que sé que te va a gustar" se limitó a responder.
Un poco ofendida, me sentí tentada a responder, pero preferí seguirlo en estado de mutismo.

Unos minutos después de la marcha silenciosa, llegamos a un edificio rústico, típico de Las Piedras. "Ahora tendremos que subir aquí", dijo sencillamente, sus ojos perdidos hacia su objetivo en las alturas. Lo miré incrédula, preguntánd ome si era una broma. Al verlo trepándose en la pared llena de malezas, confirmé que no lo era. Escéptica, comencé a tratar de imitar sus movimientos dignos de SpiderMan, rezando por no caerme. Casi a la mitad del recuento mental de lo que sería mi testamento, me dí cuenta que había llegado a la cima.
"¿Ves? Pudiste", me dijo mientras me tendía la mano.
Una mirada amenazadora bastó para hacerle saber cuánto me costó lo que a él le salía de manera instintiva.

Estábamos en el techo de las oficinas, el Acrópolis de Las Piedras. Desde allí, el firmamento parecía poder tocarse, con tan sólo extender el brazo un poco más. Las estrellas se aprovecharon de la oscuridad de la noche, y brillaban coquetas, sólo para nuestros ojos. Esa noche ellas nos pertenecían, a él y a mí, y a nadie más.

Era increíble cómo podía encontrar estos lugares secretos en un sitio tan público, que ya había sido explorado por miles más. Me sentí afortunada, como si fuera la primera persona en estar allí. Sin miedo, me tendí en el techo de concreto, y los escalofríos de la temperatura recorrieron toda mi espalda.
Pero no importaba. Por esas estrellas, creo que cual quier cosa habría valido la pena. Es como esos momentos cuando le ordenas a tu cerebro tomar una fotografía mental, y mientras cierras los ojos a modo de lente, esa imagen pasa directamente a tu corazón. Sabía que esa imagen me acompañaría en más de una ocasión.

"Tuviste razón. Necesitaba 5 minutos. Y vaya que este lugar me los ha dado", le confesé, todavía con ojos clínicos que estudiaban minuciosamente el cielo.
"Tómalos como un regalo. Estos 5 minutos serán eternos, te lo aseguro".
Sonreí, conciente de que estos 5 minutos (que nunca fueron 5 minutos) no terminarían nunca. Y no es como que quise que terminaran.


2 comment(s) to... “5 Minutos”

2 comentarios:

Krys said...

porfin entiendo esta hisotria, que le digo? bueno... mi boca se mantendra cerrada bajo cadenas y candados. Sera un secreto eh? ;] pero ojala yo que me hagan eso.



Anonymous said...

Muy buena contadora de cuentos. Super agradable capacidad para el detalle, bien fresca, entre fantabuloso y cotidiano.
Significativo, un privilegio (al margen de la x o y) el poder mentar a cortázar dentro del casi peripécico devenir personal.